sábado, 30 de diciembre de 2006

Carretera Humor Austral Amarillo

Supongo que más o menos todos recordáis o todavía seguís uno de los mejores programas jamás emitidos por televisión: Humor Amarillo. Para los despistados o aquellos de memoria volátil la cosa se resumía en un grupo numeroso de asiáticos ultra motivados que eran cruelmente sometidos a absurdas pruebas que solían acabar con un sonado piño del chino en cuestión para descojone generalizado nuestro, europeos cómodamente sentados en nuestro sofa.

No sé si será por mis ojos más bien achinados ( por cierto, achinamiento en parte causado por sendos acidentes que, de haber sido convenientemente grabados en video, hubieran colado perfectamente en cualquiera de las también muy tronchantes sesiones de "niños japoneses pegándose mamporros de impresión" que tanto gustaba de programar Alfonso Arús, entre otros), o porque el ir sólo permite mucho tiempo pensando en chorradas pero estos días me sentía un poco "chino culeiro". Para empezar encajo un poquito en la definición: ya hablé de mis rasgos "asiáticos", también estoy ultra motivado ( si no qué iluminado se iría a hartarse de km. sobre una bici) y creerme que no sé quién ni porqué ( a esta mano invisible, la llamaremos, GRE, por decir algo...) me propone día a día varias pruebas que fácimente acabarían con la moral de cualquiera...y con los morros del mismo cualquiera por el suelo.
Para empezar, imaginar al chino pedaleando feliz, contemplando las montañas, los ríos... De repente GRE aprovecha que un despistado campesino ha dejado "accidentalmente" la puerta del rancho abierta y envía a un par de canes que se deleitan en una carrera desenfrenada tras el sufrido ciclista que hace un sprint como si le fueran las piernas en ello...Imaginad la cara del culeiro ( o sea, la mía) cada vez que acerca a una casa de la que inevitablemente saldrán mastines asesinos. Podéis reiros, sobretodo porque uno ya consiguió su objetivo y me dió un mordisquito flojo pero ya tengo la prueba superada, entre mi equipaje diario imprescindible ahora figura siempre un puñadito de piedras en el bolsillo, preparadas para impactar contra el hocico que más se aproxime al chino, y funciona!
Otra de las pruebas preferidas es la de las hamburguesas. Sí, en un medio acuático se disponen unas bases con forma de hamburguesa y el culeiro de turno ( tras el grito de guerra inicial) ha de travesar el riachuelo sobre ellas. La gracia radica en que algunas se hunden e ídem le pasa al chino que las pisa. En la versión ciclista se intercambian los medios, así tenemos una pista sólida ( la carretera) con innumerables huequitos llenos de agua marrón. No hay más remedio que escojer al azar y de forma totalmente intuitiva que hamburgesa deseo pisar, por supuesto sin saber qué profundidad tiene el hoyo. Las consecuencias de una mala elección creo que las imagináis. Hilariante, verdad?
Por no hablar de las pruebas psicológicas ( como es posible que durante tres días seguidos se ponga a llover, pero a llover con ganas, menos de diez minutos después de salir???) que incluirían factores climáticos, de topografía ( estoy a 3 km del pueblo de destino, lo veo, estoy a su misma altura pero la carretera son 15 Km. que pasan casi por lo alto del único monte que se divisa), errores en el mapa ( tengo que hacer 80 km, llevo 95 y ni rastro del pueblo de destino, 2 mapas mal o la mano de GRE??) etc, etc.
Bueno que sepáis que siempre hay algún culeiro que logra pasar todas las pruebas y de momento tiro para adelante. Llevo más de 800 km. pedaleados ( la cifra exacta no la sé, el cuenta km. se encuentra ahora mismo en el fondo del lago Gral. Carrera) y acabo de entrar a Argentina por primera vez para sacar plata argentina que me hará falta más adelante ( y por supuesto aproveché para zamparme un bife). De nuevo en Chile ( chico) me enfrento a la segunda parte de la carretera austral, a ver qué nuevas pruebas tiene preparadas para un sufrido chino culeiro...

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Carretera Austral: del Chaitén a Coyhaique


Una semanita sin escribir, una semana sin internet, sin cobertura telefónica, sin cajeros automáticos, una semana en la selva siempre húmeda de indescriptible belleza y de absoluta "mojadez". Uno que no había visto nada parecido tiene la impresión de estar en una especie de Jurassic Park: crecen al borde de la carretera hojas de nalca de más de un metro de diámetro, los troncos de los alerces están completamente cubiertos de musgo y al levantar la vista los 30-40 m. de su altura para contemplar sus copas colmadas de verde se admiran picos nevados que chorrean cascádas por doquier en un festín aquático sin fin. Es tal la densidad del bosque que a cada curva uno espera que la selva haya levantado una barricada infranqueable y no quede más remedio que dar la vuelta y volver. Pero no, la verdad es que la carretera es fantástica y el esfuerzo por abrilra debió ser titánico. Fue precisamente el adorado Augusto ( que por cierto es un héroe por estos lares, ya que antes de la carretera no había forma de comunicación posible) y el comité militar de trabajo los que la construyeron desde mitad de los 70 y el último tramo no se finalizó hasta el 1.999. Incluso hoy en día siguen las obras para ampliar algunos tramos ( en los que ahora sólo pasa un coche y un octavo de otro) y construir puentes puentes, no pasarelas de madera.
Volviendo a los bosques que la rodean, por supuesto para mantener el jardín tal como está se requiere un regado constante, que aparte de hacer crecer la vegetación moja a cualquier individuo que pasee por alí sin el abrigo de un vehículo, como es mi caso. A pesar de ello uno se las apaña como puede, podéis ver el campamento improvisado bajo un techo picniquero con cocinita y música incluida, sólo le falta para una óptima comodidad una buena secadora para la ropa.
Como las comunicaciones son bastante complicadas por aquí permitirme que os felicite las navidades con retraso y os desee un buen inicio de año por adelantado. Bon any a tothom!!

jueves, 21 de diciembre de 2006

Patagonia: Chaitén...o el inicio del fin del mundo

Quizás suene pretencioso el título pero la primera impresión, dicen, es la que cuenta y esto es lo que me transmite El Chaitén. En primer lugar llegar aquí fuera de temporada ( Enero y Febrero) implica o bien un viaje en carretera desde Argentina de unas 6-7 horas ( más, muchas más si se quiere llegar a algún punto "destacable) o un ferry de 12 horitas desde Puerto Montt que fue mi opción. Si hay mal tiempo, y lo hay, el barco se retrasa unas horas, y se retrasó. Desde que salí del hostal en Puerto Montt hasta que llegué pasaron más de 17 horas, unas esperando en el puerto, otras charlando en el barco y muchas otras mareao perdido sobre una barcaza en el Pacífico. La llegada fue digna de una peli de James Bond. 4 y media de la madrugada.El muelle está metido entre dos rocas inmensas, iluminado sólamente por dos bombillas. El pueblo queda a un kilómetro y medio. Por supuesto llueve. La tripulación dirige el atraque y desembarco: primero los camiones, luego coches, peatones y los últimos, los ciclistas. En la más absoluta oscuridad empezamos a pedalear con Dennis y Joanna, dos Paolistas que empiezan la Carretera Austral, hasta la casa Hexagon, nuestro Hostal. Después de trallar como un cosaco lo que pacientemente había ido batiendo en alta mar, a dormir. Inconexas horas durmiendo, contemplando la lluvia tras el cristal, tomando tés y charlando de viajes, política ( Pinochet es omnipresente) y temas transcendentales ( moral, ética, sociedad) con una parroquia que incluye judíos, alemanes, brasileiros, chilenos...how bizarre.
El pueblo es canela. Uno tiene la impresión de que lo podrían levantar en un par de horas y sólo quedaría el asfalto de cuatro cruces ( sí, se asfaltan los cruces, no las calles), y las dos inmensas escuelas. Todo lo demás son construcciones de madera, livianitas, pequeñas, con un vallado modesto y una siempre humeante chimenea, listas para ser cargadas en las omnipresentes "rancheras" ( enormes 4x4, a lo pick up).
Destaca la poca decoración navideña de las casas, si no fuera por un solitario altavoz que suelta villancicos a un volumen imposible, tratando de abarcar todo la extensión del pueblo, generando una distorsión que envidiarían los mismísimos Piperrak ( e incluso los Reivindika, Oil!). Entre sus múltiples establecimientos uno detiene su mirada en el centro de rehabilitación de alcóholicos, trato de imaginar que otra actividad quedará en la villa durante el invierno, que no sea la de agarrar una cogorza de las serias una noche sí, otra también. Las tiendas ofrecen una variedad hilariante de productos, desde sudaderas de Offspring, sierras eléctricas descomunales, ropita para muñeca y remedios contra la almorrana, siempre bajo el cartel de supermercado.
Ahora, con las tripas ya en su sitio, iré a probar qué tal sus restaurantes. Desde aquí ya no queda más que ir para el Sur, hasta el todavía lejanísimo "fin del mundo" , Usuhaia. Pero ya no quedan aviones por coger, buses por sufrir ni largos ferrys. A pedalear toca. Y a seguri mojándome!

lunes, 18 de diciembre de 2006

Isla Chiloé...y cambio de planes

Uno de los mandamientos que me había autodictado para el viaje se leía así: " No recorrerás jamás una misma carretera dos veces". Como buen tatarataranieto de Adán y Eva, me pasé por el forro esa premisa básica y en estos últimos días he recorrido hasta cuatro veces un tramo de 30 km en Chiloé. Me explico. Al llegar a Chiloé, siempre bajo la lluvia, la ciudad más apetecible y alcanzable era Ancud y allí me dirigí. El plan era recorrer la isla de la cabeza a los pies y en su parte más sureña ( sí, la de los pies) coger un ferry hasta una tal Chaitén en la carretera Austral. Empapado llegué al bello hostal Nuevo Mundo, junto a la playa, cansado pero con ganas de probar la fascinante cocina local y en especial su plato estrella, el Curanto. Del guisado a base de carnes, papas y marisco dí más que buena cuenta y acabé la jornada con unos escoceses degustando algunos licores locales. El viernes por la mañana debía volver un trozo sobre mis pasos para recorrer la costa este de la isla hasta la población de Quemchi, llovía a mares y cántaros juntos y al abandonar el asfalto para seguir por el camino de tierra una capa de medio de metro de barro me detuvo de sopetón. Quedaban unos 45 km en esas condiciones y los lugareños me indicaron que más adentro la cosa estaría peor. No problemo. Me vuelvo a Ancud ( tercera vez por el mismo camino), al mismo hostal y planeo el cambio de ruta, iré hasta el sur por la carretera y me olvido de caminos hasta que pare de llover ( parará algún día???). Tras la ducha caliente de rigor paso la tarde/noche entre lecturas, el visionado de la película Mi Mejor Enemigo ( buenísima) y conversando con unos Vasco Chilenos de lo más simpáticos. Resaltar el gesto heroico de Matías que a las tantas de la noche y bajo un fuerte aguacero fue en busca de más cervezas. Sábado por la mañana, sigue lloviendo, me voy hacia Castro para llegar hasta Quellón y coger el ferry a Chaitén, ruta que me llevará unos tres días pero... cuando voy a salir del Hostal aparece Martin (el dueño) y charlando sobre mis intenciones me informa de que por un accidente no hay servicio entre Quellón y Chaitén y nadie sabe cuando estará listo de nuevo el barco... Otra vez no problemo, cambio radical de planes, me olvido de Chiloé y vuelvo a Puerto Montt, evidentemente por la misma carretera. Saliendo de la ciudad la lluvia se transforma en algo parecido a un temporal acojonante, necesito un refugio y lo que me pilla más cerca es la ITV de camiones. Bastante surreal ( o subliminal), me invitan a un vaso de agua y contemplo, junto a los camioneros, como se revisa un camión en Chile. Qué otro turista puede presumir de ello?
Pues nada, ahora ya estoy en Puerto Montt, he pasado aquí dos días porque tampoco había barco hasta Chaitén el domingo. La ciudad es fea, gris bajo la lluvia y con cantidad de gente de esa que sólo encuentras en los nudos de transporte, pero al fin y al cabo tiene su encanto.
Como intuía en casa, la improvisación y adaptabilidad son básicos para llevar a cabo un viaje como este y bueno, es parte de la diversión. Eso sí, a la lluvia me he adaptado pero cuando salga el primer rayo de sol... lo disfrutaré como un esquimal!

jueves, 14 de diciembre de 2006

Primeras pedaladas...

Después de tanto rollo, vamos a lo que vamos. Vine a pedalear y ya empecé a hacerlo, no sin alguna dificultad para darle salsita al viaje. De Santiago fuí en un "cómodo" Bus, 13 horas, hasta Puerto Varas, un turístico pueblo enmarcado en uno de esos paisajes... el lago Llanquihue, los volcanes simétricos de nieves perpetuas Osorno y Llanquihue, muchos, muchos trotamundos ( dos ingleses dando la vuelta al mundo como mochileros, una alemana "estudiando" castellano con la mochila al hombro, americanos a mansalva...). De entreno, una vez montada la bici a las orilas del lago, primera excursión alrededor del lago, visitando algunas colonias alemanas, asentadas en la zona desde mitad del siglo XIX. Al día siguiente, empaqueto todo en mis 6 bolsitas e intento marchar pero... algún avispado había atado su bici a la mía, pero quién? El dueño del Hostal va llamando a medio pueblo pues no es de ningún cliente, la bici no es de nadie, uno va a buscar una cizaña y a lo Jolivú cuando el metal roza el candado aparece un tipo corriendo con una llavecita y suelta la bici.
Es momento de cargar todo y partir. 50 m. de pedaleo y empieza el diluvio universal. No pasa nada, adelante. Metido como está el pueblo en la orilla del lago no queda otra que subir para salir. 2 km y medio de dura subida bajo la lluvia, la primera sudada... Vuelve el sol y con él mi sonrisa, atravieso Puerto Montt y me dirijo a Calbuco, atravieso un montón de puertos y puertecitos, fábricas pesqueras...el olor a mar y a conchas lo impregna todo de forma mucho más agradable de lo que uno pudiera imaginar. Un trocito más adelante se acaba el asfalto y tomo contacto con las auténticas carreteras de ripio ( piedra en chileno) que habré de seguir durante los próximos mil y pico kilómetros. Paciencia, mucha paciencia, baches, agujeros, camiones, lluvias intermitentes y...el primer pinchazo! Contrariado empiezo a desmontar las bolsas para acceder a la rueda, se presenta un tipo con su hijo a conversar con el guiri, cada vez que levanto la cabeza de mis tareas mecánicas veo a alguien más. A medida que van llegando el primero les va susurrando el estado de las cosas: es español, pinchó la rueda, va hacia la carretera austral, viene de Puerto Varas... En total tengo 8 espectadores y la verdad es que es un poquito sonrojante, mis ya de por si poco habilidosas manos no trabajan bien con la presión; aún así en 15 minutos está la rueda lista y me despide la comitiva.
Después de 80 kilómetros y más de 5 horas y pedaleo llego a Calbuco, en la costa. Mañana me tocará igual una enorme subida namás empezar y por ello me doy el lujazo de ir al mejor hotel de la ciudad, todo maderita, una cama enorme, cena a base de salmón e internet ilimitado...Por el módico precio de 30 euros.
Próximo destino Isla de Chiloé, pero de eso ya os explicaré...

El deceso de Pinochet


El deceso de Pinochet

Que complicado hablar de política, y más aún en un país extranjero y mucho más aún si se trata de la vilipendiada figura de Pinochet. Un poquito hablaré de lo que he visto, me han contado, he leído... Bajando en coche de los Andes, de la boca de un chico de 27 años, de clase media, sale la siguiente frase: Puta que pena, murió Pinochet!!!!! Al segundo ponemos la radio y en la plaza Baquedano miles de Santiaguinos celebran con Champagne la muerte del ex-dictador. Me pongo un poquito al día y me dicen, y veo, que la nación está totalmente dividida, 50% aman al ya fallecido y la otra mitad lo odian visceralmente; quién tiene razón? Por un lado, lo más conocido por nosotros, hijos de la misma patria que Garzón ( vaya frasecita), el de los crímenes todavía impunes, las torturas, las desapariciones...propias de cualquier dictador y, aquí viene una pequeña parte de MI reflexión, propia de muchos dirigentes encaramados al poder. Cuantos asesinatos se cometen a diario en nombre de los Estados Unidos, de Rúsia y de tantos otros paises y quedan, y quedarán impunes? No justifico a Pinochet, y como mi colega Garzón, lo hubiera enjuiciado y condenado, y presumiblemente le hubiera visto salir de la cárcel, con los pies por delante, eso sí. Pero me refiero a que seguramente no fue un mal presidente para Chile, y si la mitad Chilena que le odia llega a perdonar( olvidar es imposible) podrán seguir construyendo un gran país sobre la base que dejó su gobierno. O sea, en mi opinión, un buen dirigente con su lado oscurísimo.
Bueno, me pierdo. Mis vivencias. Al llegar el domingo noche a Santiago no pude ir al hotel, pues estaba en el mismo epicentro de la batalla campal, de camino a casa de Cristóbal pasamos por Escuela militar donde infinidad de banderas y caras acontecidas lloran la muerte de Pinocho.
Al día siguiente puedo llegar al hotel y compruebo que los "rojos" han trabajado a fondo: todo lleno de pintadas, bancos y tiendas con los escaparates rebentados...vaya como en Barcelona.
Vuelvo, esta vez sólo, a Escuela militar donde ya descansan los restos de Augusto ( descansan au gustísimo) y el panorama es impresionante: unas diez mil almas, unas ocho mil banderas de Chile y unas doce mil fotos del difunto. De nuevo dos caras de la mísma moneda.
Así que la humanidad ha perdido una gran oportunidad para quitarle una totalmente ilegítima inmunidad a los dirigentes políticos ( sean elegidos democráticamente o no) que hubiera representado un precedente de valor incalculable para los derechos humanos. Chile sin duda ha salido ganando con el fin del culebrón Pinochet, olviden unos, olviden otros y tiren palante el país coñe!

El Huaso de los Andes


Fue un momento difícil el de la partida. Un último saludo al petit comitéé de despedida ( Ivhan, Uri & Mauri) y darse cuenta de que durante mucho tiempo uno no verá ni un geto conocido. Como buen humano me equivoqué y después de tropomil horas de avión, taxi y metro me recibe en Santiago el amigo Cristóbal. Ya había dejado las cosas en el hotel y fuimos a comer a su casa, excelente el trato y sobresalientes las aventuras de su padre, el Comandante Juan González el cual dirigió durante 12 meses la base antártica Chilena O´Higgins. Durante la comida cambio de planes, nos vamos a la playa, vuelta al hotel a recojer el equipaje y a Maitencillo ( maitenqué?). El pueblo es de leyenda, todo casas de madera frente al mar, con amplias ventanas, molt guapo!
Asado, piscos y charlas con sus amigos ( el gato, el cañón, Agustín...) sobre la obsesión chilena de parecerse a los americanos ( del norte, of course) y algunas cositas más. Sin dormir, coche y a los Andes, de la rivera del Pacífico a la frontera con Argentina en 4 horas ( como en casa, de la playa a pirineos...). Allá Cristóbal tiene una especie de Rancho al que hacía tres años que no rendía visita; aún así el Huaso Bernardino nos acoje de maravilla.
El Huaso es el vaquero ( con V, y sin garcia delante) Chileno, cara curtida, cuchillo al cinto, vaqueros perennes y una vida repartida entre el cuidado de vacas, caballos y corderos, montar a caballo, hacer fuego para comer y calentarse... Todo rodeado de un paisaje de los buenos: cascadas, ríos salvajes ( por lo del deshielo), cumbres nevadas, animales por doquier y el capo de la zona: el cóndor andino. El primer paseo a caballo de mi vida se convierte en una travesía de más de seis horas, el tiempo que se tarda en ir y volver a Las Termas del Flaco, una especie de campamento veraniego compuesto de cuatro calles, un número nada desdeñable de servicios, alojamientos, restaurants, el súper La Esponja, bares, unas termas, alquiler de caballos e incluso un tipo que tenía los cojones de anunciarse como EL DOCTOR y no tenía más que cuatro hierbajos sobre una mesa.
Ahorraré explicaciones sobre el estado de mi trasero a la vuelta, así despistando resaltar que ví las estrellas, el cielo a 3 mil metros es siempre espectacular de noche.
Al partir el domingo tarde Bernardino me hizo entrega de un preciado presente, una taza echa a partir de una lata de conservas + alambre: simple y utilisísima. Gracias Huaso!

martes, 5 de diciembre de 2006

Este aspecto pasearé, a partir del próximo 7 de Diciembre, por tierras chileno/argentino/patagónicas. Estas últimas semanas han sido de gran actividad, parece que irse de viaje es la mejor excusa para reunirse con todos los amig@s, compañer@s y familia: cenas, farras, cervezas, acampadas, comidas, visitas, conciertos... gracias a todos por vuestro apoyo y sobretodo por ser como sóis, no me dejáis más remedio que volver para a disfrutar de vuestra compañíade nuevo!
Aparte de los festines, han sido días de muchas compras y ajustes de última hora, soy avezado improvisador y no tenía, no tengo, demasiadas cosas preparadas, la tónica del viaje será dejarse llevar por el día a día, sé que soy un privilegiado por disponer de bastante tiempo, y voy a aprovecharlo para tomármelo con calma, sin agobios, sin otro objetivo o meta que disfrutar de la Patagonia, sus gentes, su comida y de la bici, que al fin y al cabo será la única que me acompañará de principio a fin.

A dos días de irme todavía me pregunto cómo debería sentirse un tipo que va a abandonar los lujos de nuestro querido "modus vivendi" occidental para pedalear en solitario cargado con 25 kg. de material durante un tiempo indefinido.
Cuando sepa la respuesta os lo cuento.