domingo, 9 de diciembre de 2007

Un año en la ruta

A mi me parece mentira pero ya pasó un año desde que salí de casa, 365 días en américa, 10.000 km en bici, 8 países visitados, más de 700 km. de trekking, 214 noches durmiendo en la carpa, un millón de recuerdos, anécdotas, sonrisas y personas.

Pero el hombre no cambia; a pesar de pasar un año de constantes novedades, de que nada aquí es igual a lo que tenía en casa, de compartir culturas diferentes y de enfrentar ante mis ojos realidades distintas a cada valle sopasado, la visión que uno tiene del mundo no hace más que afirmarse a cada paso.

Tampoco cambían las sensaciones de estar frente a lugares mágicos, sean los glaciares de la Patagonia, los desiertos Atacameños, los picos de los Andes o los Salares Bolivianos, a esto sí que ningún ser humano puede acostumbrarse y, quiera o no, se me abre la boca una y otra vez y la imaginación vuela directamente hacia los recuerdos de los lugares visitados o hacia los anhelos del próximo destino.

Eso sí, muchas dudas que en el "chico de ciudad" bullían en la cabeza están definitivamente despejadas, subir montañas es más una tarea cotidiana que un reto, acampar en la salvaje naturaleza más un placer que una necesidad, afrontar travesías a pie más una ilusión de acumular nuevos paisajes que un problema logístico...

Y aunque las ganas de regresar rondan por la mente, la ilusión del viaje todavía me empuja hacia adelante, hay un montón de lugares, gentes y culturas que deseo conocer, quiero seguir disfrutando de más amaneceres, del espectáculo de la luna llena en escenarios mágicos y de todas las sorpresas que, de bien seguro, me esperan en la siguiente curva, las cosas no planeadas que hacen de el viaje algo nuevo a cada instante, que mantienen los sentidos alerta y el corazón alegre.

No puedo dejar de agradecer a todos los desconocidos que abrieron sus puertas a un peludo en bici, a las escuelas que me permitieron dormir en sus aulas y conocer a sus niños, a los que saciaron mi sed con su agua, a los que con simpatía y respeto me ayudaron a querer más su país o a los que me alegraron el día con una simple sonrisa fugaz. Porque viajando, viviendo, siempre necesitamos del calor humano, que aunque de forma electrónica también me llega desde casa, gracias por todo vuestro apoyo!

En fin, queda aún mucho viaje, un recorrido que me encanta compartir con vosotros: família, amigos y parece que un buen número de desconocidos, así ha sido durante todo este año y así seguirá mientras las piernas ( o algún otro medio de transporte, claro...) y la ilusión me sigan llevando hacia el norte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

PELUDO DE LA BICI!!!! FA MÉS D'UN ANY QUE ET TROBEM A FALTAR PER LA PENSIÓN EL PINO...PERÒ JA VEIG QUE EN JORDI ET POSA AL DIA DELS NOSTRES COTILLEOS I MOGUDETES!!! HI HA COSES QUE NO CANVIEN NI CANVIARAN MAI! DONCS RES, QUE AQUÍ ESTEM, A 0 CLIENTS I EN JORDI I JO MÉS AVORRITS QUE UNA OSTRA!!!! SORT EN TENIM DEL TEU BLOG QUE ENS ENTRETÉ AMB LES TEVES AVENTURES! TU SI QUE ESTÀS BÉ!!! JEJEJE....
BUENO, MOLTS DE PETONS I FORCES PER CONTINUAR PEDELANT LA TEVA MILLOR AMIGA...UNA ABRAÇADA
JORDI I NÚRIA

Anónimo dijo...

jaime, un rude com tu... un any que ha passat volant, pero per tu segur que ha estat el mes intens. molta sort.
albert palagos . gats potser ?
quedem a ticket