domingo, 11 de noviembre de 2007

Titikaka II: Isla del Sol

Lo mejor de cualquier mar o lago suele estar en las islas, paraísos aislados donde la vida fluye, flota, a un ritmo diferente y donde serenidad y belleza suelen darse de la mano.

Aunque las orillas del Titikaka hacían difícil pensar en una culminación superior, la realidad de la Isla del Sol me impresionó mucho, y para bien, claro!
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"Jardín del Inca"

La hora y media de dulce paseo en bote es divina, el sol luce con fuerza ( lo sagrado del lago parece que también afecta a las nubes, que ni se atreven a sobrevolarlo), una brisa lacustre refresca el rostro, el agua luce su mejor color turquesa y se van dejando atrás diferentes islotes y penínsulas, a cual más bella.

Pongo pie a tierra y toca subir "la escalera del Inca" para ir ganando altura, a diferencia de los casi cincuenta otros "guiris" yo no voy a buscar hostal sinó que, mochila al hombro, empiezo a recorrer la isla sin prisas, ya buscaré y encontraré un buen lugar para montar campamento.

La decisión es acertada pues en mi paseo no reencuentro turista alguno, sólo amables locales que saludan y preguntan con amplías sonrisas y muchos niños que creen que llevo a la espalda el banco nacional de Bolivia ( regálame platita) o una colección de lápices o una pastelería ( dulces regalame, chocolate). Aún así son bien simpáticos y algunos charlan un poquito antes de seguir camino a casa.

No puedo dejar de envidiarlos cuando descubro la situación de la escuela: a sólo trenta metros de las orillas del Titi, sobre una bellísima playa. Aunque el agua está bien fría los mayores van directos del aula a remojarse, vestidos y todo. El lugar es muy muy lindo.



A la salida del cole, directos al agua bien fresquita ( 10ºC)

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Siguiendo mi progresión hacia el norte de la isla reencuentro el bello poblado de Cha´llapampa, voy caminando despacio, deteniéndome en todos y cada uno de los miradores, impregnándome de los aromas de eucaliptus, mimosa...sólo echo a faltar el olor a salitre, que evidentemente el lago no desprende, pero que mis sentidos demandan ante unas escenas tan mediterráneas.


El lago, la villa de Cha´llapampa y la Cordillera Real de fondo


A medida que me acerco a destino, las vistas son cada vez más increíbles, la cordillera real aparece imponente, con el pico Illampu domiando la escena. Los senderos incas empedrados van ganando altura sobre la orilla y los planos isla, agua, montañas se superponen para crear un escenario idílico.

El norte acoge las ruinas incas, el porqué de lo sagrado del lugar. Y es que cuenta la leyenda inca que fué aquí, en la piedra del puma ( Titi= piedra, Kaka=puma) donde nació el sol y donde el Dios Viracocha creó al primer Inca, Manco Capac y su hermana y consorte, Mama Ocllo con el mandato de fundar el imperio uniendo las culturas indígenas en nombre de la paz y la civilización. La roca en questión no es demasiado especial y hay que echar mucha imaginación para reconocer el rostro de Viracocha o la silueta de un puma, pero lo mágico del lugar hace que valga la pena haber llegado aquí.

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El Templo del Sol, lugar de sacrificios


Más interesante es pasearse por las ruinas del "Templo del Sol", una especie de altar o mesa de sacrifcios, directamente enfrentada a la roca sagrada y desde la que se puede contemplar el sol " emergiendo" de la roca sagrada y por las ruinas de Chinkana o Laberinto, un palacio con más de 15 habitaciones bizarramente ordenadas y que parece ser acogía a las vírgenes que iban a ser sacrificadas en las ceremonias al Dios Sol...

Palacio de Chinkana


La caminata que normalmente dura entre 3 y 4 horas me ha llevado casi todo el día, así que va siendo hora de buscar campamento. Aunque tienta quedarse en la zona de las ruinas y así ver salir el Sol por la roca sagrada prefiero buscar una colina que me de perspectiva de 360º, quiero ver la cordillera teñida por los colores del ocaso. La red viaria inca de la isla es increíble y en mi regreso hacia el sud sigo un camino muy bien cuidado que va cresteando las lomas de los montes.

Aunque ventoso ( muy ventoso), escogo un montículo con increíbles vistas, esta será mi casa en la Isla del Sol.

Campamento instalado con vistas de leyenda

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Montado el campamento es hora de sacar la cervezita que me acompañó todo el día, acomodarse en la esterilla y disfrutar del espectáculo. El Sol nació en el Titikaka y parece que, al despedirse cada tarde, regale su mayor belleza a los que flotamos en su lecho natal.


Sin duda alguna la mejor puesta de sol del viaje. Mágico!

3 comentarios:

CARMINA dijo...

Vaya puesta de sol, de leyenda como dirías tú. Mientras yo estoy en la oficina "trabajando" te imagino a tí gritando: Greixac!!!!, de la emoción (ja, ja). Aquí ya se te empieza a echar de menos demasiado pero a disfrutar, que la vida son 2 días y total a la hora de llegar ya nos estaremos discutiendo.
Un abrazo enorme

Anónimo dijo...

nen, fas una enveja..

nuna

Anónimo dijo...

noi, espectacular
jo en se d'un que et canviaba Grenoble per Titikaka...
Esteve