sábado, 6 de enero de 2007

Supermercados Chilenos

El buen viajero que se precie de serlo no puede dejar nunca de visitar con curiosidad una tienda de comestibles aka supermercado del país que está visitando. Es algo que no está en las guías pero que dá mucho que pensar y ayuda a comprender mejor a los autóctonos. Y no se trata simplemente de pasear por pasillos abarrotados de productos que uno nunca ha visto, no. Hay que investigar, disimuladamente por supuesto, qué compra la gente del lugar; recordar aquel dicho tan famoso de "somos lo que comemos" para entender la importancia del "tour turístico" del súper.
Bueno después del rollo preliminar ahí van algunas de mis conclusiones del estudio sociológico-alimenticio. En primerísimo lugar llama mi atención por encima de todo la ingente cantidad de personal que usan aquí los supermercados y tiendas varias. Y no son flotas de reponedores ( caso de Holanda) sino un importante número de empleos creados, parece, para batir un record Guiness. Mi experiencia al comprar UN paquete de dos pilas en un almacen de tamaño medio es la siguiente:
- Trabajador uno: sólo entrar a la tienda un tipo me recibe amablemente y me pregunta qué quiero. Le respondo que unas pilas y me indica un pequeño mostrador al fondo a la izquierda.
-Trabajador 2: una chica está en el mostrador, le pido dos pilas que tiene en un expositor a su espalda, las coje y para mi sorpresa llama a
- Trabajador 3: un chico jóven, muy jóven, coje MI paquete de pilas y se lo lleva. Mientras la trabajadora 2 hace un papelito que pone DOS PILAS AA DURACELL y me manda a la caja
- Trabajador 4: en la caja hay una cola de cuidado pues aquí llegan compradores desviados de todos los otros mostradores, que hay unos cuantos. No importa, espero. Lo que me preocupa es que el chico jóven ( Trabajador 3) no fue en la dirección de la caja y es evidente que pagaré un par de pilas sin tenerlas en la mano y por lo que voy viendo en los compradores que me proceden la cajera no entrega "la mercancía" sólo recibe billetes y...oh no! emite facturas con DNI de todo lo comprado. O sea que lo de la cola va para largo, bueno paciencia. Cuando me toca sólo con el buenos días la cajera ha debido adivinar que no soy chileno, a diferencia de los 3 tipos que tenía delante no me pide directamente el documento nasional sino que pregunta si deseo factura. Le digo que no. Busca en una lista el precio de DOS PILAS AA DURACELL, me lo dice, le pago y me da un tiquet de doble copia. Inevitablemente me desvía hacia un tercer mostrador. Allá
- Trabajador 5 : recibe mi tiquet, le pone un sello de entregado a una de las copias y la archiva, me da de vuelta la otra copia del tiquet y coge una bolsita con mis pilas. Para mi estupor y a pesar de que está sentada a menos de medio metro mío le acerca la bolsa al Trabajador 3 ( el chico jóven por si os habíais perdido) que, por fin, me entrega la dichosa bolsa con las pilas que ya no sé si quiero o no.
Como no podría ser de otra forma el Trabajador 1, el que daba la bienvenida es pluriempleado y también sabe despedir al comprador.
Bueno, escribí más de lo que quería, no querría haceros perder el tiempo y dejaré para otro día mis reflexiones sobre la gama de productos y la higiene de los susodichos supers ( si es que a alguien le intersa, claro).
Pero haceros saber que TODO funciona así: comprar fruta o pan en el súper implica una persona para el pesado, otra para el etiquetado y la consabida cajera ( y no creáis que es como en casa, no! Si hay ocho cajas hay ocho cajeras y ocho embolsadores).La del pan no es la misma que la de los pasteles, la de los embutidos no es la misma que la de la carne... Hay productos del super que se venden a la salida en una especie de quiosco adjunto, cuando no son dos o tres ( en uno venden desodorantes y chocolates, en otro tabaco y galletas...) lo que hace que uno se vuelva loco y que se necesite, irrremediablemente, más de media hora para hacer una simple compra diaria. Agotador.
Ha de llegar el día en que sea capaz de contar con precisión cúanta peña trabaja en un sitio de estos, pero el baile de personal es tal que me pierdo. La cifra creo que ronda y rebasa la trentena cuando en un Caprabo estandard quizás hay cinco o seis currelas.
Al final uno incluso prefiere los llamados mini markets de pueblo chiquito, en que uno espera también la media hora de rigor pero al menos se entera de los cotilleos de medio pueblo gracias a la conversa propietaria_del_market - abuela_que_pasaba_por_aca_y_no_quiero_nada.

2 comentarios:

El canguro también es un animal dijo...

Hola Jaime: buenísimo el relato de los supermercados chilenos. Lo leímos recién con Natalia y nos divirtió mucho. En algunas tiendas antiguas de pueblos de Argentina todavía se puede encontrar ese sistema, pero no tan exagerado.
Será que la globalización y sus preceptos sobre gestión comercial no llegaron todavía a aquellos rincones del Hemisferio Sur. Imagino que con este sistema el desempleo debe ser igual a cero. Eso sí, no es apto para gente apurada.

Lucio

Unknown dijo...

Jaime, hola, muy buena tu observación, tienes toda la razón, acá, en chile, se inventan los trabajos. Y es que el desempleo es muy alto, hoy día no se nota, pero es porque está tapado bajo este tipo de pegas (trabajos). En el área pública, al cosa es incluso peor, una máquinaria pesada está operada como por tres personas, uno que maneja y los otros dos que miran cómo maneja y simulan darle señas para las maniobras. Y sí, es absolutamente angustiante la demora que impica comprar una bolsa de manzanas o lo que sea.
Chao.