viernes, 12 de enero de 2007

Caleta Tortel

Hay pueblos y lugares que tienen algo especial y sin duda alguna Caleta Tortel posee todos los ingredientes para reibir esa mención. En primer lugar geográficamente es el penúltimo pueblo de la carretera austral y su acceso por tierra no fue abierto hasta el año 2003, por otro lado su peculiar diseño arquitectónico obvia el uso de calles pues la extrema humedad de la zona hace que todo el pueblo esté suspendido sobre estructuras de madera de ciprés e interconectado por pasarelas de ídem. Su emplazamiento en la desembocadura del río Baker ( que había visto nacer 5 días antes en lago Puerto Bertrand) aúna un espectacular delta y un estrecho fiordo, estoy ante el océano Pacífico pero el agua es verde esmeralda ( fruto del deshielo) y dulce.
La vida en un pueblo de estas características es bien peculiar, los desplazamientos son en bote por todo el frente litoral o a pie por las pasarelas y escaleras, no existen coches, bicicletas o un simple carro para transportar mercancías, o se lleva por mar o al hombro. En mi caso tuve que descender primero y subir tres días después, más de 250 escalones para llegar desde la carretera al hospedaje, 3 viajes cada vez cargando equipaje y bicicleta.
Se nota también en el ambiente el poco contacto que han tenido estos lugareños con el mundo exterior, de golpe en el verano de 2003 llegaron los primeros turistas a un poblado precioso pero sin alojamientos o restaurantes, por no hablar de otros servicios. Aparte la mayoría de las casas no tienen más de 40-50 metros quadrados, pues es necesario un fuego siempre latiente para expulsar la humedad y el frío del hogar que se compone de un sólo ambiente que es cocina, cuarto de estar y dormitorios. Poco a poco van llegando los baños y se van olvidando de las letrinas y con el tiempo se irá modernizando todo un poco.
La mejor manera de conocer el pueblo es una caminata de tres horas que circula por un monte cercano desde donde se tienen vistas al fiordo, desembocadura y al pueblo, pero el verdadero espectáculo es pasear por las pasarelas. Una de las propiedades del ciprés es que absorbe y expulsa humedad con enorme rapidez y es una maravilla ver como al salir el sol después de la lluvia se levanta de los quilómetros de pasarela de madera una espesa masa de vapor, creando un efecto que ya le hubiera gustado a Michael Jackson para su Thriller.
Como mis dotes de fotógrafo no están bien desarrolladas os dejo un link para apreciar la belleza del sitio: http://caleta.tortel.free.fr/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Síiii, es increíble. Caleta Tortel tiene una mística que nunca había percibido en ningún otro pueblo chileno. Eso sí, mi novio se resbaló por una de las escaleras mojadas y se golpeó la espalda, esto fue en enero y aún le duele de vez en cuando.