jueves, 7 de junio de 2007

Una familia de ciclistas

Después de la paliza del Abra del Acay no se podía esperar nada más que un buen descanso. Para hallar el lugar indicado no hizo falta más que descender desde los 3.800 m de San Antonio de Los Cobres hasta los 1.200 de Salta, una ciudad más bien grande, sobre 500.000 habitantes y que aparte de su plaza y de su mirador no tiene nada destacable.


Bonita vista de la ciudad de Salta









Así puede pensar el típico viajero que llega a ella, se aloja en su helado camping o en uno de sus muchos hostales, buscando un poco de diversión nocturna y un montón de excursiones por los alrededores. Pero para el ciclista Salta es diferente, es una parada obligada en su camino al norte ( o al Sud, depende) gracias a una família, los Marín, que desde hace 3 años acogen a todo cicloviajero que pase por ahí. Y no somos pocos, en la foto podéis ver a Ramon, nuestro anfitrión y los seis ciclistas ( a saber: franceses,Quebecois, aragoneses y Català) que invadieron su casa . Y qué bien lo pasamos, siempre con el pasatiempo preferido de todo ciclista: papear!!! Así cayeron asados, pasteles, pastas al roquefort, empanadas, mates con galletas, dulce de leche por un tubo y un largo etc.



Además mi visita coincidió con la mayor afluencia de cicloturistas que haya visto nunca la ciudad de Salta: hasta 11 viajeros nos juntamos a cenar, contar batallitas ciclistas, repasar mapas y rutas y, estábamos todos de descanso, tomar unas birras! Con la misma excusa del descanso me tocó, junto a los dos aragoneses, montar una sangría que aunque fue ligerita, perduró en nuestras cabezas al día siguiente. Y es que a una vida de deportista hay que buscarle de vez en cuando el equilibrio a base de birras, cubatas y un poco de transnoche con las risas fuímos a la cama a las 4 de la madrugada.

Tal concentración de ciclistas atrajo a la prensa local, y convertido en portavoz oficial de los ciclistas, salí en directo por la radio Salteña que al parecer tiene mucha audiencia. Aparte de la´ya pesadísima explicación de siempre ( de dónde eres, de dónde vienes, a dónde vas, cúanto tiempo de viaje blablabla blablabla...) se me ocurrió hacer un poco de propaganda de la casa de ciclistas y dije, textualmete: "Los Marín acogen a todo aquel ciclista que se acerque a su casa". Normal diréis, ignorantes como yo que el término acoger tiene una connotación 100% sexual en Argentina; así que de querer hacerlos quedar bien pasaron a ser una família de degenerados!!!! Cosas del idioma.

No hablemos más de farras ni de meteduras de pata sino de la família de ciclistas. En la casa de los Marín manda Tina, la mamá, una mamá que sus 4 hijos Viqui, Graciela, Gerardo y Ramón no tienen problema con compartir con todo aquel que se acerque sobre dos ruedas; y es que no se trata sólo de ofrecer un techo y un poco de té, se trata de compartir en mayúsculas, entrar a formar parte del círculo familiar por unos días, dando y recibiendo mucho cariño. Sin que te conozcan de nada y con el único vínculo de la pasión por los viajes en bici, esta gente ha acogido a más de 70 viajeros. Una muy loable iniciativa que permanecerá, seguro, como una de las mejores experiencias del viaje. Con todo esto, lo difícil fué marcharse y hasta por tres días fuímos retrasando la salida, jeje. Aunque nos guste la carretera, acampar, desyunar avena y pasar frío y calor uno se acostumbra rápido al calor de un hogar!
De nuevo agradecer a Ramón, Viqui, Gerardo, Graciela & Joaquín y a Tina por todo, aparte de la pequeña llama con que nos obsequiaron y que luce en mi manillar, nos llevamos un montón más de recuerdos de vosotros!
Con todo, ya sabes mamá, prepara un par de camas de más por si se presenta algún ciclista, podría ser tu hijo, jeje

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Amigo,


Me has emocionado con la descripcion de la familia Marin.

Mucha suerte en el camino amigo.

Un fuerte abrazo desde Madrid.