sábado, 3 de febrero de 2007

El Chaltén y el Fitz Roy

Entrar a Argentina por El Chaltén viniendo de la Carretera Austral es un shock por dos motivos: en segundo lugar por la cantidad de gente que hay, mochileros, escaladores, porteños en auto, viajes organizados a patadas ( con presencia destacada de los míticos japoneses); el pueblito rebosa restaurantes, hospedajes, sus 2 campings gratuitos son auténticas ciudades campestres y todo ello por la auténtica razón: el Fitz Roy. Admirar las agujas graníticas del Cerro Torre, Poicenot, Saint Eixupery y sobretodo el Fitz Roy emociona tanto al montañero más experimentado como al chic@ fashion de ciudad. El mito dice que los picos están siempre púdicamente alejados de las miradas indiscretas gracias a su exclusivo y tupido velo nubular; en mi caso disfruté de unos días magníficos. Son sin duda las montañas más lindas que jamás ví y algo tienen de especial cuando las paredes del Fitz son consideradas las más difíciles del mundo para los escaladores.
Tras la excursión anterior, en El Chaltén se puede disfrutar de ducha, cama, comida fresca, cerveza artesanal también fresca... uno no puede dejar de sentirse lejos de casa aún cuando existe un super y restaurante llamado La Senyera, por ejemplo en tema horarios con los demás viajeros; quedo para cenar con un grupo de 8 ciclistas y esperando que a las 19:30 todo el mundo comparta unas cervezas ellos se ponen a cenar unas pizzas y cuando a las 22:00 sus párpados empiezan a hacerle guiños a la almohada mi estómago me avisa de que llegó la hora de las empanadas. Estos guiris...
Después más caminata, tocan más glaciares, lagunas, mucha mucha nieve, picos y magníficas vistas. Otros 5 días caminando, otros 5 días sin bici, algunos nombres más en mi "currículum montañero" ( glaciar Piedras blancas, Paso del Quadrado, Piedra del Fraile, la mítica laguna de los tres...) y muchísimas imágenes y recuerdos.
Con los pies en Chaltén de nuevo es tiempo de pedalear, han pasado muchos días y pocos km. pero el paisaje ha cambiado de forma drástica. He pasado de los bosques húmedos a la árida estepa patagónica de Santa Cruz que seria ideal como escenario para cualquier Western. Pedaleo por la mítica Ruta 40 que para comodidad de automovilistas cambia misticismo por asfalto; en unos años los intrépidos viajeros de medio mundo abandonarán sus anhelos de recorrerla y tomarán su testigo los chicos de Buenos Aires con sus autos llenos de cerveza en modernas neveras eléctricas, buff!
En tres días por la 40 llego al Calafate, puerta de acceso al glaciar Perito Moreno, el más famoso del mundo.
Buenos restaurantes, homenajes gastronómicos constantes, reparaciones de bicicleta, cola para internet, una ducha, cola en los supermercados, lavar la ropa... ventajas e inconvenientes de la "gran ciudad" ( jaja, tiene sólo 8.000 habitantes).
El próximo objetivo es disfrutar el Perito Moreno en luna llena. Todo el mundo dice que es imposible: parque cerrado de noche, carretera cortada por obras, sin zona de acampe en los 30 km. anteriores al glaciar y algunos impedimentos más. Con el tiempo el viajero se da cuenta de que todo lo que se salga de "lo normal" es tildado sin remedio como imposible. Con moral, paciencia y un poquillo de sacrificio quizás pueda disfrutar de una puesta de sol sobre el glaciar, de la luz de la luna iluminándolo y de un bonito amanecer....ya os explicaré

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