lunes, 18 de diciembre de 2006

Isla Chiloé...y cambio de planes

Uno de los mandamientos que me había autodictado para el viaje se leía así: " No recorrerás jamás una misma carretera dos veces". Como buen tatarataranieto de Adán y Eva, me pasé por el forro esa premisa básica y en estos últimos días he recorrido hasta cuatro veces un tramo de 30 km en Chiloé. Me explico. Al llegar a Chiloé, siempre bajo la lluvia, la ciudad más apetecible y alcanzable era Ancud y allí me dirigí. El plan era recorrer la isla de la cabeza a los pies y en su parte más sureña ( sí, la de los pies) coger un ferry hasta una tal Chaitén en la carretera Austral. Empapado llegué al bello hostal Nuevo Mundo, junto a la playa, cansado pero con ganas de probar la fascinante cocina local y en especial su plato estrella, el Curanto. Del guisado a base de carnes, papas y marisco dí más que buena cuenta y acabé la jornada con unos escoceses degustando algunos licores locales. El viernes por la mañana debía volver un trozo sobre mis pasos para recorrer la costa este de la isla hasta la población de Quemchi, llovía a mares y cántaros juntos y al abandonar el asfalto para seguir por el camino de tierra una capa de medio de metro de barro me detuvo de sopetón. Quedaban unos 45 km en esas condiciones y los lugareños me indicaron que más adentro la cosa estaría peor. No problemo. Me vuelvo a Ancud ( tercera vez por el mismo camino), al mismo hostal y planeo el cambio de ruta, iré hasta el sur por la carretera y me olvido de caminos hasta que pare de llover ( parará algún día???). Tras la ducha caliente de rigor paso la tarde/noche entre lecturas, el visionado de la película Mi Mejor Enemigo ( buenísima) y conversando con unos Vasco Chilenos de lo más simpáticos. Resaltar el gesto heroico de Matías que a las tantas de la noche y bajo un fuerte aguacero fue en busca de más cervezas. Sábado por la mañana, sigue lloviendo, me voy hacia Castro para llegar hasta Quellón y coger el ferry a Chaitén, ruta que me llevará unos tres días pero... cuando voy a salir del Hostal aparece Martin (el dueño) y charlando sobre mis intenciones me informa de que por un accidente no hay servicio entre Quellón y Chaitén y nadie sabe cuando estará listo de nuevo el barco... Otra vez no problemo, cambio radical de planes, me olvido de Chiloé y vuelvo a Puerto Montt, evidentemente por la misma carretera. Saliendo de la ciudad la lluvia se transforma en algo parecido a un temporal acojonante, necesito un refugio y lo que me pilla más cerca es la ITV de camiones. Bastante surreal ( o subliminal), me invitan a un vaso de agua y contemplo, junto a los camioneros, como se revisa un camión en Chile. Qué otro turista puede presumir de ello?
Pues nada, ahora ya estoy en Puerto Montt, he pasado aquí dos días porque tampoco había barco hasta Chaitén el domingo. La ciudad es fea, gris bajo la lluvia y con cantidad de gente de esa que sólo encuentras en los nudos de transporte, pero al fin y al cabo tiene su encanto.
Como intuía en casa, la improvisación y adaptabilidad son básicos para llevar a cabo un viaje como este y bueno, es parte de la diversión. Eso sí, a la lluvia me he adaptado pero cuando salga el primer rayo de sol... lo disfrutaré como un esquimal!

2 comentarios:

nuna dijo...

Ei! aquest hostal d'Ancud no seria un que portava un alemany? un tio jove molt callat? em sona que vam dormir allà..
Tranquil per la pluja, que tu vas sobrat de temps. jo vaig estar 4 dies davant del Villarrica sense poder veure'l, per la pluja i els núvols que hi havia.
Ah! i si tornes per Puerto Varas, hi ha un lloc que està bastant bé per dormir que es diu Compass del Sur..
un petó i sort!

Jaime dijo...

El tio era Suis de la part alemana i prou simpaticot. L´hostal és sobretot recordable per el porxo vidriat amb vistes a la posta de sol sobre el mar( quan no plou, es clar), molt xulo. M´apunto l´hostal de Puerto Varas, si tot va bé hi tornaré.
Merci, una abrasada!